En la vida hay momentos en los que, a pesar de darlo todo debemos hacer un pequeño esfuerzo extra para conseguir nuestros objetivos.
Esto es genial cuando has tenido un pinchazo y te quedan 100 metros para llegar al garaje, pero si tu destino está unos cientos de quilómetros más allá ese pequeño esfuerzo puede ser el principio de una catástrofe en cualquier aspecto.
Es entonces cuando llega el momento de parar y, a pesar de que muchos puedan verlo como el abandono de la carrera cuando estás a punto de conseguir un podio, realmente no os estoy contando nada nuevo.
Cada ciertas horas de trabajo; las aeronaves dejan de volar y revisan pieza a pieza su estado, incluso llegando a desmontar por completo el avión si es preciso, a fin de poder volar de nuevo otros miles de quilómetros más. A este proceso se le llama overhaul.
Dar más del 100% durante gran parte del año ha terminado por desgastar muchas piezas de mi vida y hacer que la reparación sea mucho más costosa luego. Ha sido un 2016 genial, pero os mentiría si dijese que ha sido un año fácil; constantemente aparecían los fantasmas del miedo a que las cosas no fuesen bien si tomaba un pequeño descanso y eso ha agravado la avería.
En el camino han quedado muchos momentos personales que no pude aprovechar mejor, muchas horas que no he podido disfrutar con mi mujer, mi gato y mi familia o magníficos proyectos profesionales de los que estaré tremendamente orgulloso siempre y con los que lamento muchísimo no haber cubierto todas las expectativas los míos pudiesen tener.
Ahora ha llegado el momento de parar, desmontar el motor y recomponerlo de nuevo para poder acelerar al máximo en la siguiente carrera llamada 2017.
Pero antes, me gustaría terminar este 2016 con una humilde reflexión.
Nunca tengáis miedo a volver a empezar. A menudo nos aferramos a algo que nos hizo funcionar bien en un momento de nuestras vidas y eso no era un modelo de negocio determinado, un buen curriculum o suerte/casualidad. Fuimos nosotros mismos.
Somos los únicos con la absoluta voluntad de manejar el destino de nuestras vidas. Esfuérzate siempre al máximo pero aprende a parar cuando sientas el más mínimo problema, sólo así puedes conseguirlo; o quizá no, pero estarás en el camino correcto y habrás recibido valiosas lecciones en tu vida que no habrías tenido la oportunidad de aprender de ningún otro modo. Eso ya nos hace ganadores de nuestra vida.
Feliz 2017 a todos. 🙂