Continuo, incesante, sin intermisión. Así es el tiempo.
Cuando a lo largo de este año, los miedos, la incertidumbre del futuro y la ansiedad por no cumplir con unas expectativas autoimpuestas han estado ahí intentando arruinarme la experiencia camino de ser perfecta, he recordado la importante lección que he recibido del tiempo esta temporada.
De hecho, tomar consciencia de él, asumir que los éxitos quedan atrás, que las oportunidades perdidas no vuelven y que cada lamento frena el avance es algo que he intentado adaptar en mi estilo de vida. Solo siendo continuos, incesantes, sin intermisión, perennes es como podemos aprender a reponernos tras la derrota y a no vivir demasiado tiempo con la emoción de los logros del pasado.
Porque si, he caído, he tomado decisiones incorrectas, he cometido errores y dejado el papel en blanco. Pero todas estas nuevas imperfecciones que trae precisamente el tiempo, son quilómetros de nuevas experiencias que se suman al camino de la perfección, un camino con mucho trabajo duro detrás y muchísimas satisfacciones que no habrían llegado de ningún modo sin la voluntad, ambición e incesante impulso por hacer cosas continuamente y pisotear todos los malos momentos habidos, ya sea solos o en copañía de aquellas personas verdaderamente importantes.
Por eso, y antes de terminar, me gustaría compartir con vosotros una última reflexión.
Las oportunidades están ahí, sean pequeñas o grandes, esperar el momento perfecto es solo una pérdida de tiempo. No dejes que los miedos, obstáculos o inseguridades puedan con tus objetivos. Hazlo ya. Y si, es inevitable que aparezcan el cansancio, la frustración y la impotencia, pero solo si os mantenéis perennes conseguiréis que eso sea el combustible que alimente el motor de vuestra vida. Start today.
Feliz 2019 🙂