All In a Inglaterra

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A lo largo de este año, Eurovisión y el mundo del fútbol han tenido una extraña conexión que ha derivado en una serie de acontecimientos que se han repetido con 48 años de diferencia.

En 1966, Austria ganó el Festival de Eurovisión con Udo Jürgens y “Merci, Chérie” y se conectaría casi de inmediato con ciertos encuentros y resultados futbolísticos como una Champions League conseguida por el Real Madrid, una Liga obtenida por un Atletico de Madrid o un descenso a 2ª División del Betis Balompié que, posteriormente se convertirían en una eliminación el fase de grupos de la Selección Española de Fútbol.

Este 2014, con la victoria de Conchita Wurst y su “Rise like a Phoenix” comenzaron a resurgir de las cenizas los sucesos ocurridos futbolísitcamente que, uno tras otro han tenido consecución. El último, sin ir mas lejos fue este miércoles con la actual campeona del mundo de fútbol despidiéndose de la FIFA World Cup de manera vergonzosa.

Aquí, la obsesión por las profecías ha llevado a cabo un fenómeno epistemologico en la gente que, como si conocedoras de todas las causas que mueven el mundo, se empeñan en decir que el Mundial de Fútbol, igual que en 1966 lo ganará el país anfitrión, entonces fue Inglaterra, este año es Brasil alegando como base teórica la reminiscencia de tales casualidades; es decir, abogar por un tiempo cíclico en lugar de lineal.

La imperfección del tiempo cíclico

Lo que nadie os contará es que en 1966 España quedó séptima y no décima en Eurovisión, que el subcampeonato de liga fue del Real Madrid y no del Barça, que a primera subió el Deportivo de La Coruña y no el Eibar, o que el Mundial de fútbol lo ganó una Selección y no un anfitrión.

En definitiva, con esto quiero llevar a cabo mi propia teoría basada en la concesión del beneficio de la duda a vuestra razón pero del repulsivo que me provoca vuestra vaga búsqueda de información y fácil manipulación de la realidad. El mundo puede ser cíclico, pero no perfecto.

Os pondré un ejemplo fácil. ¿Que probabilidades hay en que dibujéis a mano alzada una circunferencia sobre un papel y esta sea perfectamente redonda? ¿1 entre 100? ¿1 entre 1.000? ¿1 entre 1 millón? Cuanto mas se eleve esta cifra mas cerca está de la imposibilidad pero, a su vez, siempre existirá una excepción que confirme la regla.

All In a Inglaterra

Y por eso, una serie de cálculos estadísticos y probabilidades me han llevado a la conclusión de que apostando por un ganador del mundial, este debe ser Inglaterra, anfitriona hace 48 años (algo irrelevante) pero ganadora. Y es que en toda esta Nostradamus que se ha creado alrededor, el único factor coincidiente es el de la victoria, el resto, es sólo adorno que coincidirá por puro efecto placebo.

Así pues, he cogido los últimos 500 euros de mi actual cuenta bancaria y, revisando algunas casas de apuestas (no daré nombres para no hacer publicidad) he apostado en aquella que mas cuota me ofrecía; tengo opción a conseguir 63.000 euros.

apuesta

¿Complicado? Por supuesto, sobretodo porque Inglaterra ha perdido 2 de los 3 partidos que ha jugado en fase de grupos y tiene un pie fuera de la competición. Pero eso no lo convierte en imposible. El factor profecía siempre está ahí, y acabará dándome la razón.